Cuando se discuten las oportunidades con las tarjetas prepagadas, es usual que se levante la preocupación respecto al eventual riesgo de que se utilicen para el lavado de dinero. La posibilidad de emitir tarjetas con valor monetario, de libre circulación y con poder cancelatorio, hace que las entidades financieras vean con reparo esta modalidad de tarjetas.
En términos generales las entidades emisoras son cuidadosas en la emisión y limitan su uso para montos pequeños, los que usualmente se orientan a las tarjetas de regalo, las tarjetas de viaje o las de remesas. Con estas medidas hacen poco práctico su uso para transportar mucho dinero con fines ilícitos.
Por eso llama la atención un cable de EFE dando cuenta que en la frontera de USA y México se mueven millones de dólares en tarjetas prepagadas para evitar los controles oficiales. En USA las tarjetas prepagadas no son consideradas “instrumentos monetarios”, por lo que escapan a la norma de declarar cualquier monto mayor a US$ 10,000 que se transporte en efectivo.
Los narcotraficantes de México ingresan con tarjetas prepagadas que son cambiadas por efectivo en su país. Además, se sospecha según la investigación, que la misma modalidad se esté utilizando en las mafias dedicadas al tráfico humano. Es decir, que reciben el pago por ingresar ilegalmente personas a USA.
Estos hechos no deben impedir el desarrollo de las tarjetas prepagadas, ya que los informes recibidos comentan que son bancos pequeños y con ámbitos de acción reducidos los que han relajado sus controles y emiten estas tarjetas por montos muy altos. Lo que deben preocuparse los emisores de estas tarjetas es identificar las necesidades de sus potenciales clientes y establecer montos referenciales que, en caso de ser superados, permitan investigar si se trata de una operación ilícita. Es decir, el potencial enorme que existe en tarjetas prepagadas de regalos, remesas, para viajes u otras actividades, no puede postergarse por el mal uso que algunos operadores están haciendo del sistema.
Esperamos que pronto tengamos en la región una explosión de tarjetas prepagadas que sigan fomentando la bancarización y tarjetización de nuestras economías.
