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viernes, abril 26, 2024

9-11-01 a las 8:46

Desde el 11 de septiembre de 2001 no sólo la realidad supera a la ficción, sino que la destruye.

Frédéric Beigbeder, “Windows on the World”

El jueves se cumplirán 13 años del atentado terrorista más terrible que ha sufrido Estados Unidos en lo que va del siglo XXI: el colapso de las Torres Gemelas del World Trade Center.

El martes 11 de septiembre, en punto de las 8:46 de la mañana, el vuelo 11 de American se estrelló contra la Torre Norte del World Trade Center. En tan solo una hora 47 minutos los símbolos más poderosos de Nueva York se vinieron abajo, y a  partir de ese momento, nada volvería a ser igual. Ni los medios de comunicación, ni la seguridad de Estados Unidos, ni el arte y el entretenimiento.

El impacto del atentado terrorista, como todo suceso que conmociona a la civilización, ha influenciado el arte en todas sus manifestaciones: en el cine, un excelente ejemplo es la serie de cortometrajes recopilados bajo el título 11’09″01 September 11. La obra de teatro The God of Hell, habla de las emociones del pueblo estadounidense tras los atentados. La canción de Yellowcard, Believe, se centra en las vivencias de los bomberos que rescataban a las víctimas y el cómic de Art Spiegelman In the Shadow of No Towers nuestra las impresiones de un dibujante ante lo acontecido aquel fatídico martes.

Una novela que narra los hechos del 9/11 detalladamente no fue escrita por un estadounidense sino por un francés de nombre Frédéric Beigbeder. Su título es Windows on the World.

Frederic-Beigbeder-Windows

Frédéric Beigbeder es uno de esos escritores cuyos lectores aman u odian, no hay medias tintas. Para algunos, es un niño mimado insoportable, un bon vivant sin talento que solo busca provocar y ser autocomplaciente. Para otros, es un narrador ingenioso, fresco, dotado de un estilo único y una prosa sarcástica que a veces te hace reflexionar y a veces te arranca sonoras carcajadas. Desde sus títulos, siempre busca causar polémica: El amor dura tres años, por ejemplo, trata sobre un hombre decepcionado de las relaciones sentimentales, que busca justificar su falta de seriedad ante los compromisos. 13.99 Euros, su obra más famosa y autobiográfica, cuenta la vida de un publicista y todo lo que hace para manipular a las masas y venderles porquerías. El último inventario antes de liquidación es una serie de reseñas de clásicos literarios escritas con total honestidad y desfachatez. Justo por eso supo tocar un tema tan polémico como el 9/11 sin miedo ni pudor.

"ON S'EST CONNUS SUR UN PAILLASSON".

Es además un exitoso presentador televisivo en el programa “Hypershow”, donde habla de la literatura de forma honesta y accesible. Cabe hacer mención que estuvo a punto de venir a Guanajuato durante la Feria Nacional del Libro León 2009, pero el problema con el virus de la influenza se lo impidió.

Desde la cima del mundo

Las ventanas del mundo era el restaurante ubicado en los pisos 106 y 107 de la Torre Norte del WTC. Un título muy adecuado. La versión en español está publicada por editorial Anagrama.

Windows on the World hará las delicias de los fans de series como 24, pues está narrada en tiempo real. Cada capítulo es un minuto, y es una novela que dura tan solo una hora con 45 minutos, lo mismo que la tragedia neoyorquina. Se lee de forma vertiginosa, y todo sucede tan rápido que los lectores ni siquiera tenemos tiempo de encariñarnos con los personajes.

Windows on the world at sunset

 

La novela cuenta lo que le pasa a Carthew Yorston, un “godínez” cualquiera que la mañana del martes 11 de septiembre lleva a sus hijos David y Jerry a desayunar al prestigioso restaurante, sin suponer su destino. El autor empieza la novela contando la conclusión, señalando: “Ya sabemos el final: todo el mundo muere”. Entre las personas que Carthew conocerá durante los últimos minutos de su vida, se encuentran los ejemplos de la diversidad neoyorquina: una chicana, un afroamericano, un musulmán y un yuppie abiertamente gay.

Paralelamente, el mismísimo autor se encuentra en el restaurante de la Torre Montparnasse, en París, reflexionando sobre el atentado, 2 años después. Windows on the world se convertirá en un híbrido entre obra de ficción con reflexiones del autor, ensayo sobre el 9/11 y las relaciones Francia-Estados Unidos.

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Con cada capítulo nombrado como un minuto, el lector vivirá la agonía de las personas que estuvieron allí el once de septiembre. Beigbeder les da voz por medio de su personaje principal:

 Los equipos de rescate no llegaron nunca hasta donde estábamos. No nos vieron ustedes en la televisión, nadie nos sacó una foto. Todo lo que saben ustedes de nosotros son siluetas desgreñadas escalando la fachada, cuerpos precipitándose al vacío, brazo agitando en el aire trapos blancos como jirones de nubes.

Las reflexiones de Beigbeder se centran en las relaciones entre su país y Estados Unidos, en escritores como Ernest Hemingway y Louis-Ferdinand Céline, así como el impacto del atentado en todo el mundo. (“Todos recordamos dónde estábamos ese día”, afirma) El irreverente escritor cataloga las reacciones de la gente cuando presenció el atentado, no exento de cinismo y humor negro, pero también de precisión.

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Por ejemplo, está la reacción del narcisista: “¡Yo estuve allí hace un mes!” La del estadístico: “¡Debe haber como 20 mil muertos!” La del inquieto: “¡Voy a llamar a todos mis amigos de Nueva York!” La del mediático: “Esta noticia desplazará a todos los titulares el 12 de septiembre” La del antinorteamericano: “Eso les pasa por querer gobernar al mundo”. La del nostradamiano: “Ya decía yo, Nostradamus lo había escrito”.

Realidad, ficción e información

Por momentos, The Windows in the World se convierte, además de ficción y ensayo, en una crónica periodística de los hechos acontecidos el 2001. La realidad y la imaginación se mezclan, y el autor nos ofrece datos interesantes sobre el hecho.

Por ejemplo, Que para la construcción de las dos torres, -concebidas por el arquitecto Minoru Yamasaki- se invirtieron 400 millones de dólares, tenía 21 mil 800 ventanas y se gastaban 250 mil botes de pintura al año para su mantenimiento. Que en 1945 ya se había empotrado un avión en el Empire State. Que el acero pierde su capacidad de resistencia a los 450º y se funde a los 1,400º por lo que la temperatura en el interior de las torres alcanzó los 2000º. Que en Nueva York se hablan alrededor de 80 lenguas, y las víctimas eran de 62 nacionalidades. Que la nube de polvo tras el derrumbe alcanzó 80 kilómetros por hora.

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Para Beigbeder, el atentado nos mostró que la línea que divide la ficción con la realidad es delgadísima. Por eso, fue inevitable relacionarlo con películas de acción y ciencia ficción. El escritor parisino referencia King Kong, Godzilla, Día de la Independencia e Impacto Profundo. “Aquella mañana la realidad se limitó a imitar los efectos especiales”, advierte.

La realidad y la ficción conviven, eso puede ser una interesante reflexión para este domingo. Es el momento de despedirnos, no sin antes recordar que nos leemos el 14 de septiembre para recordar la década de los 80’s.

Por cierto: escribe Beigbeder que desde aquel día, David Emil, el dueño del restaurante cuyo nombre da título a su novela, lleva siempre en su cartera un poema de W.H. Auden titulado “Si pudiera decirte” que expresa:

 De alguna parte han de venir los vientos cuando soplan.

Han de existir motivos para que las hojas se marchiten.

El tiempo no puede decir nada, pero yo te lo dije.

Bernardo Monroy
Bernardo Monroy
Reportero y escritor de medios digitales.

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