El cabello largo en el género masculino, es un tema que es obligado en esta serie de reflexiones. Para no perder la secuencia de este simbolismo corporal, le invitamos a revisar las dos entregas anteriores: “Dreadlocks” y “Tatuajes”, ingresando mediante el hipervínculo.
Como ya lo he esgrimido, el simbolismo en el Homo depraedator, es una parte muy importante para relacionarnos con otros grupos que coinciden con nuestra idiosincrasia.
A lo largo de la historia de la humanidad hemos visto muchos personajes (del género masculino) que utilizan el cabello largo, no precisamente por protestar, pero sí por estética o moda. Incluso, en algunos países, ciertos personajes en los tribunales, usan una peluca color blanca, normalmente larga. Tradiciones ancestrales (desde el Siglo XIII), que poco a poco van cayendo en desuso, aunque eso, sería tema de otra entrega en esta sección. La hechura de estos elementos simbólicos tiene más de trescientos años, y lo realiza una casa muy prestigiada en Inglaterra.
El cabello largo, como una forma de protestar ante una sociedad caduca en sus ideas, tiene su máxima expresión en la década de los sesenta del Siglo XX.
Las protestas por la Guerra de Vietnam (y otras cosas por demás insensibles), logran conjuntar a nivel internacional a muchas personas, reunidas para consolidar y homogeneizar el desacuerdo.
Es ahí donde el uso de la cabellera larga por lo masculinos, deja ver que ya no será más una moda. Más bien, el símbolo de una generación que estará en desacuerdo, ya no solo por la o las guerras.
En muchos grupos humanos, desde hace milenios, ese cabello largo representa, también, poder.
Y así vemos que vikingos y otros grupos europeos, del medio oriente y asiáticos, lo van a mostrar como esa imagen de la hegemonía que ejercen a otros grupos humanos.
Los antiguos americanos, anteriores a la llegada de los europeos, tenían como tradición usar cabelleras muy largas. Incluso un trofeo muy preciado era presentar el cuero cabelludo, para demostrar la participación en contiendas, a la par de su “valentía”.
En el México antiguo, será una práctica común entre los habitantes, pero sobre todo en las elites gobernantes, con la misma finalidad que lo he argumentado en el párrafo anterior.
Para ampliar más el tema con respecto a este tipo de preferencias, le invito a leer otras colaboraciones (La otredad, Tolerancia, Identidad, Diversidad cultural, Diversidad sexual, ¿Por qué Antropología?), y de esa forma, amable Lector(a), pueda tener un panorama más amplio y más exacto de lo que significan estos simbolismos, tan propios de los Homo depraedator.
Y como en otras entregas, le dejo aquí, una serie de preguntas, con el afán de que las responda para sí mismo:
¿Usted está en contra del cabello largo en el género masculino? ¿Le causa repulsión o algún sentimiento de afrenta, ver a masculinos con el cabello largo? ¿Permitiría que alguno de sus hijos portara cabello largo? ¿Piensa que es algo “fuera de moda”? ¿Supone que el masculino que lo porta, lo utiliza por ser “gay” o algún otro adjetivo ofensivo de ese tipo? ¿Cree Usted que el cabello largo resta masculinidad? Si respondió a más de tres SÍ, le recomiendo realizar más lecturas acerca de Antropología general y Antropología simbólica, y es probable, que después de ello, cambie un poco su forma de entender al mundo.
El día de hoy, invité a la Antropóloga Social, María Elena Sandoval Barajas (egresada de la UG – CL), a que desde su formación, nos amplié más el tema.
“En todas las culturas y a través de la historia, el cabello ha adquirido distintos significados, y el interés que el cabello largo y el vello corporal han denotado en las y los antropólogos data desde el siglo XIX, destacando que son una parte de los elementos que se registran en las prácticas rituales, alojadas en muchas culturas. El vello ha sido elemento fundamental en rituales de magia, rituales de sacrificio y rituales funerarios.
Frazer, en su valiosa obra La Rama Dorada, hace mención del papel del cabello y/o vello, en la magia simpática imitativa y en la magia simpática por contigüidad. (Velasco Maíllo, 2019) La Rama Dorada, es un estudio complicado de datos etnográficos, en los cuales se puede encontrar que el pelo es equivalente a la salida de uñas u otra parte corporal desprendible o añadida al cuerpo. En estos casos, las partes corporales son, si se requiere, la versión más integrada de la contigüidad fundamental y razón de la representación de cualquier de ellas respecto al todo. Este es el caso del pelo en los rituales de magia (Velasco Maíllo, 2019, pág. 58).
A finales del siglo XIX también, Wilken (1886), defendía que el pelo era un símbolo universal (Leach, 1997, pág. 91) y que el corte ritual del pelo es un sustituto del sacrificio humano, fundamentado en que la cabeza era el asiento del alma (Velasco Maíllo, 2019).
Por ejemplo, en la India, Chudakarma, el rito de la primera tonsura y rasurado, es un rito preliminar de iniciación que tiene lugar un año o más antes, de la inducción religiosa formal Upanayana, a la cual el hilo sagrado del dos veces nacido es primero asumido. Se afeita completamente la cabeza excepto por un pequeño mechón. El cabello que queda, se peina y tiende con el mayor de los cuidados y es anudado en su extremo. Esta tonsura permanece a lo largo de la vida. Este estilo peculiar de tratar el pelo está ritualmente reforzado como parte de la ética puritana que permea la conducta sexual Brahim (Leach, 1958, en Velasco Maíllo, 2019).
Por otro lado, en una propuesta distinta a la relacionada con el género, Hallpike (1969), aborda “el pelo social” que subraya la relación del individuo con la sociedad. Esta propuesta se dirige más a sociedades occidentales modernas en que el tratamiento del pelo puede dar visibilidad social al estatus sin dejar de ser signos de identidad social atravesada por etnia, clase, estatus, grupo, género, edad, etc. (Velasco Maíllo, 2019).
Es preciso señalar que el vello adquiere un significado adicional según la parte del cuerpo en que se situé y la longitud de este, lo cual da lugar a una teoría organizada en proposiciones a partir de oposiciones como es el cabello en la cabeza, la cara y el cuerpo, tanto en los cuerpos masculinos como femeninos (Salvador, 2006, pág. 426).
Sintomáticamente el pelo puede convertirse en campo de expresividad donde se dirimen liberaciones y adhesiones, pretensiones, disciplinas, homogeneización, mimetismos, modas, seducciones, normalidad y excentricidad, narcisismo y autoexclusiones, etc., y los significados pueden ser vehiculados a través del rapado o del libre crecimiento, del ocultamiento o de la exhibición, del peinado o del descuido (intencionado o no), de las formas, de los colores, de la composición en tiras, mechas, mechones, trenzas, coletas, moños, etc., de las sujeciones y de los adornos, diademas, alfileres, peinetas, etc. (Velasco Maíllo, 2019)”
Bibliografía
Leach, E. (1997). “Cabello mágico“. Alteridades, 91-107.
Salvador, G. (2006). “Un viejo símbolo renacido“. ULPGC, 419-436.
Velasco Maíllo, H. M. (2019). “El cuerpo“. En H. M. Velasco Maíllo, “Cuerpo y espacio. Símbolos y metáforas, representación y expresividad en las culturas” (págs. 55-74). Madrid: Editorial Universitaria Ramón Aceres.
Estimado Lector(a), espero su comentario al correo que viene al final del artículo. Después que tenga oportunidad de leer esta pequeña contribución, le solicito me haga favor de honrarme con su opinión, y de esa forma podamos compartir las sensaciones que le provocó la lectura de la misma.
#SimbolismoySociedad #SimbolismoySociedadCarlín #CabelloLargoEnMasculinos
Correo: arqueolobocarlin@gmail.com
